Milla de Oro. Tesoro de Valladolid
LA MILLA DE ORO DEL VINO en Valladolid es una de las muchas joyas de nuestra comunidad autónoma, que se forma en un tramo emblemático de la Ribera del Duero, y que agrupa un gran número de bodegas, la mayoría de ellas entre las más reconocidas en España, como famosas internacionalmente.
Uno de los baluartes de Castilla y León, que se ha consolidado como un referente internacional del enoturismo, combinando tradición vitivinícola, innovación y sostenibilidad, a los que se añaden un gran patrimonio monumental, arquitectónico, además de una excelente gastronomía.
Difícil pedir más.

Hemos vivido en primera persona dos completas jornadas, para captar la esencia de esta tierra única.
La bodega Tr3smano, inicia el recorrido de la primera jornada. Escondida y a “trasmano” del centro de Padilla de Duero, abre sus puertas un espacio moderno y vanguardista.

Un olivo milenario del siglo VI, es el imponente guardián, que vigila la entrada de un Viñedo, y que alberga diferentes parcelas, algunas de ellas con viñas de más de 80 años de antigüedad, que presumen ser las más antiguas de la DO Ribera del Duero.
Paseo arqueológico y cueva subterránea, nos dirigen a la Cata de los vinos de Tr3smano, que dan fe de la larga experiencia acumulada por Fernando Remírez de Ganuza y Pedro Aibar, obteniendo como resultado unos vinos redondos, elegantes y equilibrados.

Una de las principales estrellas de la gastronomía Castellano-leonesa es sin duda el “Lechazo”, una especialidad con IGP propia, que abarca todas las provincias de Castilla y León, y que certifica la calidad de corderos lechales criados exclusivamente con leche materna, pertenecientes a razas autóctonas como Churra, Castellana y Ojalada, y nacidos en esta comunidad.

Molino de Palacios es un antiguo molino harinero, hoy convertido en restaurante, y cuya especialidad es este típico plato. En uno de sus salones todavía puede verse el agua del río Duratón corriendo, antes de desembocar en el río Duero.
El Castillo de Peñafiel es la fortaleza medieval que domina la ciudad y que se impone con su forma alargada, recordando la quilla de un gran barco. Aquí se alberga el Museo Provincial del Vino, con una histórica Sala de Catas, que sirve de “Hemeroteca Vinícola” de muchas marcas y referencias de las diferentes Denominaciones de Origen de la provincia de Valladolid.

Miguel Ángel Benito, sommelier, guía una Cata vertical excepcional, con algunos vinos ya descatalogados, y otros que han sido generosamente donados por familias propietarias, y que guardaban con celo en sus Bodegas particulares:
- CABALLERO ZIFAR. ALBILLO MAYOR 2022. Bodegas Zifar.
- LOS TRES DONES. 2023. Bodegas Valdemonjas.
- MALLEOLUS 2022. Bodegas Emilio Moro.
- CARROA 2021. Bodegas Protos.
- QS 2020. Bodega Quinta Sardonia.
- TRES MATAS VS 2019. Bodega Vega de Yuso.
- TINTO PESQUERA. GRAN RESERVA 2018. Bodegas Alejandro Fernández. Tinto Pesquera.
- 2017. Bodega Vivaltus.
La segunda jornada comienza en El Monasterio de Santa María de Valbuena. Una joya del arte cisterciense del siglo XII, ubicado a orillas del río Duero, y actualmente sede de la Fundación Las Edades del Hombre, además de albergar un Hotel y Balneario de lujo.

El paseo por el Monasterio nos traslada al siglo XII, con una arquitectura espectacular y sencilla a partes iguales, que refleja la austeridad de la orden del Císter.
Claustros de diferentes épocas y estilos que viajan del románico al gótico, y posteriormente al siglo XVI con una ornamentación más elaborada.
Iglesia de tres naves, crucero, capilla mayor y retablos barrocos, y una sacristía con pinturas murales del siglo XIII, muy bien conservadas.
Muy interesante la visita guiada por Consuelo Valverde, directora del Centro de Conservación y restauración de las Fundación las Edades del Hombre. Un espacio para un meticuloso y paciente trabajo, que pudimos descubrir en “plena faena”.

La última Bodega a visitar en estas dos jornadas aparece en una construcción que podríamos sacar de Euskadi. Dehesa de los Canónigos no tiene nada que ver con construcciones castellanas, es una memoria arquitectónica del país norteño. Un caserío vasco, que se conserva en la actualidad como vivienda familiar. Nos reciben Belén e Iván Sanz Cid, dos de los cuatro hijos de la familia, y quienes están ahora al frente de la bodega.

Muchas singularidades a destacar también aquí. La primera el Viñedo. Luis Sanz, el que fuera padre de Belén e Iván, dejó un legado intangible de 4 palabras que han marcado el espíritu de la Bodega hasta nuestros días: “Antes uvas, que Cubas”. Máximo cuidado del origen de todo.
La llegada a las naves es precedida de un espectáculo artístico/visual realizado por el artista conceptual Raúl Mejías con motivo del 25 aniversario de la bodega.
Ambas puertas guardan secretos y anécdotas, que preferimos no desvelar aquí, y que invitamos a descubrir en tu próxima visita.
La sala de depósitos sigue el carácter constructivo del resto de la finca, con vigas de madera, muros que conservan el adobe original, y barricas originales de cerca de 200 años.

La finca guarda muchos rincones con encanto, pero sin duda uno de los más sorprendentes es un precioso y enorme jardín privado, cuya fuente emite notas naturales que relajan nuestros sentidos.
La cata prevista se compone de los dos vinos más representativos de la Bodega: Dehesa de los Canónigos y Solideo. Pero, pese a que se nos había anunciado que el Clarete de Guarda “Luzianilla” ya estaba agotado, oh! Sorpresa!, María Luz, la madre del que toma el nombre este vino, tiene la gentileza de ofrecernos dos botellas de su guarda particular. Ultimas muestras de un vino elaborado en su honor, con una etiqueta de una acuarela de Paco Somoza que refleja la pasión de Mari Luz por las rosas. Un clarete, que recupera los orígenes del rosado en la Ribera del Duero y elaborado en honor a ella.

Unos vinos que reflejan la pasión de esta familia por su esta Tierra, y por lo que ella ofrece. Cada uno de ellos con su particular personalidad, y con una historia que contar. Todos enamoran. Sedosos, complejos, elegantes y con gran potencial de guarda.
Antes de irnos, no podíamos dejar de visitar, un declarado espacio de interés Cultural: La zona Arqueológica Pintia Vaccea.

Aunque la visibilidad de los restos arqueológicos todavía es muy limitada, representa una enorme riqueza patrimonial que viaja en el tiempo a más de mil años de desarrollo, y aglutina tres grandes corrientes culturales: vacceo, romano y visigodo, si bien es el prerromano, desarrollado entre los siglos IV a. C. al cambio de Era, el más relevante de su historia.
“El oro brilla, y la Milla de oro, deslumbra”.
por J. Ricardo @gastolopio
