Si hablamos de vino, Castilla y León puede presumir en muchos frentes.
Somos la comunidad con más Bodegas y empresas que elaboran vino, la que más Rutas del Vino aglutina y la que más visitantes de enoturismo recibe.
De sobra son conocidas las bodegas que se han erigido con impresionantes diseños de insignes arquitectos, creando espectaculares edificaciones que cambian el paisaje.
Con menor fama, y menos demanda de visitas, tenemos tesoros que también cambiaron el paisaje hace más de 500 años, y que siguen en pie ya desde antaño.
Hablamos del barrio de bodegas de Baltanás, en la palentina comarca del Cerrato.
“Un lugar para perderte, que no te puedes perder”.
Vino, historia, arquitectura, naturaleza, arte y paisaje forman parte de un patrimonio que te regala experiencias para viajar en el tiempo.
Un conjunto de más de 370 bodegas subterráneas excavadas en un cerro, que forman un paisaje único y singular, cuyo origen data del siglo XVI, cuando los vecinos del pueblo empezaron a cavar galerías en el cerro del Castillo, donde antiguamente se alzaba una fortaleza medieval. Un lugar privilegiado, donde se podían mantener las mejores condiciones de temperatura y humedad para elaborar y conservar el vino, mercado que representaba uno de los principales recursos económicos de la zona.
Las bodegas se construyeron en seis niveles diferentes superpuestos, siguiendo la pendiente del cerro. Cada una tiene su propia entrada a la que se accede desde una puerta de madera, normalmente de enebro, y una chimenea que sobresale del suelo, a la que se llamaba Zarcera. Etimológicamente hablando la palabra proviene del espacio superior que se dejaba en las Bodegas subterráneas, a través del cual se tiraba una zarza ardiendo. Si la zarza llegaba al fondo ardiendo, era síntoma de que se podía bajar a la Bodega y respirar oxígeno, sin que el proceso de fermentación del vino te dejara sin aliento. Por el contrario, si la zarza se apagaba enseguida, la cosa pintaba mal, y era una señal de “Prohibido el paso”.
Estas chimeneas tienen formas variadas y caprichosas, que configuran un paisaje que muchos asocian a las obras modernistas de Gaudí. De hecho, hay escritos y teorías que aseveran que este paisaje fue una de las fuentes de inspiración del artista, para crear algunas de sus obras más famosas, como la Casa Milà, la Casa Batlló o el Parque Güell.
Sea o no cierto, lo que está claro es que el barrio de bodegas es una obra maestra de la arquitectura popular, que muestra un gran ingenio y de sus constructores, y un conocimiento exhaustivo del terreno donde se enclavaron.
Las bodegas tienen una profundidad media de unos 10 metros y una longitud variable entre los 15 y 40. Fue declarado Bien de Interés Cultural en 2015, como Conjunto Etnológico. Actualmente, las bodegas son propiedad de los vecinos del pueblo, que las utilizan como lugares de ocio y reunión. En ellas se celebran comidas, cenas, fiestas y eventos culturales. También se pueden visitar algunas abiertas al público, como La Zarcera, donde se puede catar el vino típico del Cerrato, y degustar viandas y especialidades gastronómicas de la zona.
Incluso alguna se encuentra a la venta, para poder reformar y habilitar su uso.
Una joya de Castilla y León, que no te puedes perder.
@gastrolopia
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